Paul Dosh es originario de Minnesota y actualmente trabaja como Profesor de Ciencias Políticas y Estudios Latinoamericanos en Macalester College. Además del grado obtenido de Ph.D. en Ciencias Políticas en la Universidad de California, Berkeley, ha desarrollado diversos artículos en el “Latin American Politics & Society”, “Latin American Perspectives”, “Journal of Latin American Studies”, y “the Political Science Educator”. Su trabajo en este proyecto contó con el apoyo de la beca Fulbright-Hays para Investigación y Disertación Doctoral. [www.macalester.edu/las/pauldosh.html]

James Lerager es fundador y director del proyecto de Fotografía Documental e Investigación Social. Cuenta con el grado de Master en Políticas Públicas en la Goldman School, Universidad de California, Berkeley. Asimismo, es autor de los libros "En la Sombra de la Nube" ("In The Shadow Of The Cloud"), y próximamente "Historia Nuclear – Destino Nuclear" ("Nuclear History - Nuclear Destiny") y "México: Retratos de la Complejidad" ("Mexico: Portraits of Complexity"). James ha realizado 35 exhibiciones fotográficas individuales. Igualmente, ha sido Becario Senior por parte de la Fulbright en Medellín, Colombia en 2004-2005 y 2007.

Este proyecto gozó también de las contribuciones indispensables de nuestro equipo de investigación para los trabajos de campo, en el que participaron César Flores, Andrea Galdames, and Jesús Valencia. El texto fue traducido por César Flores.

RESUMEN del proyecto

Desde Tijuana hasta Buenos Aires, las ciudades de América Latina están totalmente repletas de gente. Alrededor del 75% de la población en la región vive en áreas urbanas, y en muchas ciudades más de la mitad de sus habitantes posee viviendas precarias levantadas con sus “propias manos”, las cuales además suelen contar con conexiones ilegales de electricidad o agua potable o en su defecto padecen de uno u otro servicio, o ambos. Este proyecto examina varias de estas comunidades fundadas en los 90s por invasiones ilegales en la ciudades capitales de Lima, Perú, y Quito, Ecuador.

COMENCEMOS CON UNA HISTORIA: LA INVASION DEL PARQUE ITCHIMBIA

23 de Septiembre, 1995. El sol Ecuatoriano se está elevando sobre la capital, Quito, una ciudad cuyo alcalde, Jamil Mahuad, ha mostrado una voluntad en favor del uso de la violencia contra de quienes desafían el orden social. Pueden imaginarse la sorpresa de Mahuad cuando se enteró que 300 familias pobres aparecieron en una de las partes más valorizadas y aún poco desarrolladas del centro de la ciudad ocupando sus tierras: una colina verde llamada Itchimbía, la cual se había convertido en un vertedero de basura para la zona centro de Quito. Los invasores declararon como intención suya construir casas y ser custodios de estas tierras, transformándolas de un tiradero informal en un parque ecológico.

Sin embargo, el alcalde Mahuad había planeado construir un hotel “cinco estrellas” como proyecto inmobiliario, así es que despachó a un grupo numeroso de policías para expulsar a los invasores. La policía arribó con la expectativa de tener frente a sí una resistencia armada, pero sólo encontró a hombres y mujeres con bolsas de basura, limpiando. Cuando les pidieron retirarse, los moradores cumplieron la orden tranquilamente.

Una vez efectuada su misión, los confundidos policías regresaron a sus casas, y con ello los desalojados moradores de Itchimbía retornaron, regresando a la limpieza! Pero la siguiente mañana, 3,000 moradores extras arribaron espontáneamente, y una enorme marcha por su reconocimiento desfiló a través del centro de la ciudad. El alcalde trató de obstruirlos, pero el gran número lo forzó a moverse con cautela.

A pesar que el sorpresivo arribo de 3,000 pobladores extras ayudó a evitar el retorno de la policía, este llegada de gente representó un dilema para el grupo original de invasores. Si todos se quedaban, no quedaría tierra disponible para el parque, con lo cual el proyecto del “eco-parque” se haría inviable. Ellos se volverían “sólo otra invasión de tierra” más. Después de una difícil negociación, sin embargo, el grupo original convenció a los recién llegados para dejar el lugar, y los moradores originales comenzaron a construir su vecindario ilegal.

Tres meses después, la policía trató de sorprenderlos nuevamente con otro allanamiento. Pero cuando ellos arribaron, encontraron a los moradores encadenados a sus casas improvisadas, rodeados de periodistas internacionales, y cámaras clickeando. La policía resolvió entonces intentarlo otra vez posteriormente, pero mientras tanto, Itchimbía iba desarrollando sin parar su infraestructura urbana a través conexiones ilegales de electricidad y agua potable.

Seis meses después, la policía realizó su último intento, esperando sorprender a los ingeniosos moradores. Pero a su arribo encontraron a los líderes electos de Itchimbía enterrados hasta el cuello, bloqueando el único camino de acceso. Un cartel pintado decía: “Ustedes pueden conducirse hacia adentro, pero lo tendrán que hacer sobre nosotros”.

La creatividad de los moradores de Itchimbía es excepcional, pero en Latino América, el fenómeno de un pueblo pobre y desarmado haciendo frente a una violenta represión para forjarse de un hogar humilde es algo común.

¿EN QUE CONSISTE UNA INVASION?

La invasión de terrenos toma meses de encuentros secretos para prepararla. Una vez que los invasores arriban, típicamente lo hacen de noche, y frecuentemente en simultáneo con algún tipo de evento político que distrae a las autoridades; de esta forma, los moradores arman sus hogares provisionales e ingresan a un estado de perpetua lucha. Ellos deben encontrar cualquier material de construcción o de bajo costo, y construirlo todo por cuenta propia. Una invasión en sus inicios típicamente involucra entre 100 a 500 personas, pero puede ser mucho más grande. En 2002, 5,000 personas participaron de una de las más extensas invasiones en años. A lo largo del último medio siglo, diez millones de latinoamericanos en condición de pobreza han participado en este tipo de ocupaciones ilegales de tierra. Tales invasiones son seguidas por 5, 10, 20 o más años de lucha durante los cuales cada comunidad se esfuerza por construir un vecindario funcional con servicios urbanos confiables.

Algunos de los nuevos moradores eventualmente van convirtiendo en atractivos vecindarios de clase trabajadora – mirándolos hoy en día uno nunca podría imaginarse cómo comenzaron. A pesar que las organizaciones de invasión pueden proveer significantes ganancias materiales a sus miembros, tampoco puede considerársele como un mecanismo de “movilidad hacia arriba”. Muchos invasores permaneces pobres, y frecuentemente sin trabajo, a pesar de tener un hogar. Además, muchas organizaciones de invasión conservan la tierra, pero aún no consiguen sus objetivos generales. A pesar de años de lucha, ellas no pueden proveer los servicios necesarios para una calidad de vida decente.

LA LUCHA EN EVOLUCION POR TIERRA Y SERVICIOS URBANOS

Muchos habían anticipado que la tendencia de las invasiones de tierra irían declinando conforme las áreas metropolitanas de Quito y Lima fuesen adoleciendo de tierra disponible para ocupar, sin embargo, la aparición de la Crisis de la Deuda en 1982, y la llegada de las reformas económicas neoliberales, el incremento de la vulnerabilidad económica y la expansión del sector laboral informal continuaron promoviendo este tipo de movilización.

No obstante, varias cosas han cambiado. Justo con la reducción de tierras disponibles y adecuadas, la toma de territorios ha ocupado cada vez zonas más distantes y poco habitables, así también las viejas formas de invasión evolucionaron hacia nuevos tipos de organización.

El contexto político local también cambió. Como en mucho países Latino Americanos, los 80s fueron testigo de la introducción de elecciones municipales tanto en Perú como Ecuador. Mientras las luchas entre democracia y autoritarismo continuaron y dominaron la escena nacional, el fortalecimiento del gobierno municipal fue tomando notoriedad y creció lentamente, transformando gradualmente el contexto local para las organizaciones de invasión. Tanto en el nivel nacional y local, la identificación partidaria llegó a ser tan menos importante como el sistema partidario mismo, ya sea por un desvanecimiento en importancia o un rotundo colapso de éste, como sucedió en Perú.

Mientras algunas cosas cambiaron, otras han permanecido iguales. Sin embargo, a pesar que las estrategias de las organizaciones de invasión han sufrido algunos cambios mayores, sus objetivos fundamentales han permanecido sorprendentemente iguales, es decir, el logro de: electricidad, agua, servicios de desagüe, y títulos legales para la tierra ocupada ilegalmente.

A pesar de esta aparente continuidad en la búsqueda por servicios urbanos por parte de los invasores, estos cambios sutiles incluso han llegado a alterar el previsible, de otro modo, paisaje en las barriadas. Con la implementación de reformas neoliberales, Perú, Ecuador y otras naciones privatizaron una gran parte de los servicios urbanos –monopolios naturales-, alterando dramáticamente el menú de estrategias disponibles para los moradores.

ASENTAMIENTOS DE INVASIÓN EN LIMA Y QUITO

Este estudio se enfoca en los asentamientos fundados por invasión en diferentes distritos pobres de Lima y Quito. A pesar de las similitudes entre los vecindarios de invasión en Lima y Quito, un análisis más amplio del contexto político y geográfico revela varias diferencias notables. Por ejemplo, en Lima las invasiones llegaron a institucionalizarse o porque no decirlo ser parte de una rutina, mientras en Quito éstas son consideradas como aberraciones. En proporciones poblacionales, la tasa de invasión en Lima en los 90s fue entre el doble y triple que en Quito. En Lima, se observa frecuentemente niveles de participación vecinal vibrantes, mientras en Quito, predomina el dominio de un jefe o líder local. En Perú, una legislación “pro-invasión” promulgada por el gobierno de izquierda del General Juan Velasco (1968-1975) puso “a punto” el objetivo de la toma de terrenos públicos por parte de organizaciones de invasión. Por su parte, la contraparte Ecuatoriana con más frecuencia ocupa tierras privadas, en parte debido a que la municipalidad empresarial de Quito defiende vigorosamente su propiedad, mientras que deja a los titulares de tierra privadas, quienes carecen de conexiones políticas, a su merced.

Después de recorrer esta introducción, por favor clikea el link de la parte superior de la página para observar las imágenes y descripciones correspondiente a los Capítulos del 1-10 (así podrás navegar por todos los casos de estudio). También puedes ver los capítulos a tu gusto y saltarte de uno a otros capítulos que llamen tu atención.

VISITANDO LA COMUNIDAD POR INVASIÓN DE VILLA EL SALVADOR

¿Planeando un viaje a Perú? Estate seguro de separar un día en Lima para visitar Villa El Salvador. El activista en derechos humanos y co-fundador de un asentamiento por invasión, Jesús Valencia (su retrato aparece en la foto al inicio de esta página) regularmente recibe visitantes de afuera y los lleva por un tour en Villa El Salvador, que incluye el Parque Industrial, Comedores Populares, y las comunidades de invasión de La Encantada, Paraíso, y Villa Mar. Para más detalles, contáctese con Jesús Valencia directamente (j_valencia_silva@hotmail.com) o escriba a Paul Dosh (dosh@macalester.edu).

 

 

Texto & Fotografía Copyright © Paul Dosh & James Lerager

 

 

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